¡¡Verga!! ¡Me cago en toda mierda, en los santos, en las madres de los santos y en los santos en los que creían los santos! ¡Coño pero que mal día! ¡Mal día, mal día, mal día! ¡Maldito Murphy! Agj…
No puedo creer que las vainas sean tan hijas de puta coño, es increíble todo lo que puede pasar en una mañana a causa de una sola cosa, una sola mariquera es capaz de ahorcarte con tu escroto, es imposible, increíble mejor dicho que algo tan microscópico y sencillo pueda machacarte la paciencia tan fácilmente, ¡Joder!
Sigan esta recomendación: si un día se levantan en la mañana y hay algo que les dice “no salgas hoy” entonces ¡No salgas! Porque hoy esa cosa, esa vocecita de alerta me dijo que no sería un buen día pero de todas maneras tuve que ir.
Me levanto a las 5:30 de la mañana porque mi padre es un desgraciado gallo de mierda que se duerme a las 6 de la tarde y se para a las 4 de la mañana, solamente para decirme que tengo que ir a la universidad y que él no me va a poder llevar, ¿Me dejaste algo de comer al menos? “No, solo hice café ¿Acaso soy tu madre?” No imbécil, mi padre… Está bien, vamos a tomarnos el puto café ¿Qué hora es? ¡Mierda son las 6:00 y tengo que irme en bus! No me da tiempo de cocinar así que me como un huevo crudo y me tomo el café, listo, esperemos que el transporte público no me decepcione, o que al menos no me cague el día.
6:05 am. Esperando a que pase un autobús en la parada, pero a que no adivinan, ¡No pasa un coño! 6:15 am. Diez minutos y al fin veo que uno se acerca, le hago seña para que se pare y sigue de largo ¡Coño! 6:20 am. Otro se acerca y si se para, perfecto. Aquí empieza el coge culos…
El transporte público en Venezuela es considerado más una mierda que un transporte, vas apretado en una carcacha de mierda con los asientos destruidos, a una velocidad de vieja novata al volante y además vas con reggaetón a todas horas y a todo dar. ¿Cómo se define el transporte público en Venezuela? ¡Basura!
Ya de por sí iba tarde a la universidad y tenía un examen a las 7:30 de la mañana, me tengo que apurar coño. Pero el maldito negro conductor parecía tenerle miedo a velocidades mayores a 20 kph y yo desesperado por llegar. Claro, tengo que viajar como un maldito cerdo rodeado de marginales y viejas chismosas, escuchando reggaetón a las 6 de la mañana y además incómodo en un asiento sin acolchado, literalmente en una tabla ¿Qué tal?
Para llegar de mi casa a la universidad debo tomar dos buses, uno que me deja en el centro y el otro que baja directo a la universidad ¿Suena fácil no? Piénsalo dos veces y recuerda donde vives, en Venezuela los procesos que deberían ser sencillos y eficazmente tratados son los más tortuosos e ilógicamente inútiles que puedan existir, en mi amado país la noción de “hacer las cosas bien” no existe, o no en la mayoría de las cosas, ¿Por qué lo digo? Porque además de que estas obligado a moverte en transporte público porque un carro cuesta más que tu vida, estas relegado a recibir el peor trato al cliente posible, te atienes a ser robado en cualquier momento dentro del bus y además estás siempre corto de dinero porque no te dan bien el vuelto (claro, con recolectores de tercera que no terminaron el 4to grado ¿Qué se puede esperar?).
Al fin llego a la parada central, estoy a tiempo todavía y de ahí a la universidad no hay mucha distancia, solo es cuestión de tomar otro bus más y listo… claro Nano, claro. 6:45 am. ¡Coño pero ¿Por qué no pasa un puto bus hacia mi destino?! Ah sí ya recuerdo, ¡Las rutas están mal diseñadas! No solo tengo que calarme una maldita lentitud dentro del bus sino que también tengo que sufrir la inutilidad de quienes lo conducen y calarme el hecho de que esos hijos de mala madre se dignen a llegar, luego que se dignen a cargar gente y luego, por amor a dios, que se dignen a mover ese maldito culo lleno de mierda para llevarte a tu destino.
Llega un bus que va hacia donde yo voy y el tukki recolector empieza a gritar “¡Castillito, el trébol, centro, Puerto Ordaz, con puesto, venga, venga, que si hay puesto el mío!” En un tono de voz peor que el sonido de uñas rasguñando una pizarra. ¿Pana, pasas cerca de la fuente (cerca de mi universidad)? “Si el miquiti, móntese ahí helmano que lo llevo directico pa’ su sitio ¿Si va?” Hm, si bueno, como sea… Craso error…
Ya en el bus, yo estaba arrecho hasta con la creación, y pusieron más reggaetón, joder pero ¿A quién carajo se le ocurre poner esa vaina a tan tempranas horas de la mañana? Otra vez con reggaetón y sentado en una vaina que parecía tener semen de todo el mundo, un asiento húmedo y maloliente, un asco total. De repente me doy cuenta de que los carajos no bajan hacia donde voy yo sino que agarran para otro sitio, ¡Hey! ¿Mira vale, tú no ibas para…? “¿Y quién te dijo que yo pasaba por ahí? ¿Tu tas loco?” No mama huevo, tú eres el pendejo que me lo dijo eso, párate que me bajo… “Mira tipo ¿Y no me va a paga?” No, no me dejaste en donde era, jódete. Me bajo del bus mientras el negro tercermundista ese me estaba gritando que me iba a matar.
Estoy a unas seis cuadras de mi universidad, o sea unos 15 minutos de caminata y ya son las 7:00, y la mitad del camino es cuesta arriba, maldita sea… Pasa otro autobús que se supone que sube hasta donde yo voy y me monto, solo para darme cuenta que va para otro lado, menos mal que fueron 5 segundos que tarde en darme cuenta y me baje, maldita sea con la ineficacia y estupidez de esa gente.
Me tocó irme a pie todo el camino y menos mal que llegué a tiempo, pero para nada fue porque el puto profesor no fue ¿Dulce ironía? ¿Karma? ¡Murphy!
Paso lo que me queda de día en la porquería de universidad para tener que devolverme en autobús de nuevo, que coge culo tan grotesco es el proceso de vuelta, aquí pasan menos autobuses y los conductores y recolectores son, fácilmente tres veces más marginales y estúpidos. Y así empieza la épica del regreso, 30 minutos esperando a que pasara un bus que me dejara en el centro, agarro un bus al fin, y mientras estaba ahí, había un par de chistosos queriendo vacilarme “mira chamito ¿Qué edad tienes?” Que te importa, cabrón. “¿Por qué contestas así, tu no respetas a tus mayores?” Podría ser tu padre, maldito imbécil. “Mira vale, colabora y anda al final del pasillo”, pana, colabora tu y ya cállate la boca que estás haciendo el ridículo, payaso… Ah por cierto, no había puesto porque en los últimos asientos (los “desocupados”) había una gorda de mierda que ocupaba dos puestos y una vieja que puso su arrugado culo entre otros dos asientos y su bolso en el otro, ah claro como soy una pasa estirada y fea tengo que dejar que toda mi cochina piel se desparrame en los asientos para que nadie se le ocurra sentarse. Puta de tercera…
Siempre en un autobús te tienes que topar con el marginal del recolector que, no habla, grita y no se le entiende nada de lo que dice. Tienes que lidiar con algún pendejo que se quiera hacer el chistoso o con los pitufos tukkis de los colegios públicos que solo saben joder.
Pero igual, lo peor siempre es el recolector, ese intento de humano que parece una vaca mezclada con chimpancé, un alien y daddy Yankee. No solo son feos, sino que además son brutos y come moco, cerebros de hormiga, idiotas atolondrados que no saben ni sumar. En síntesis, son feos, brutos y maleducados.
Así es el cerebro de un recolector.
Menos mal que el último bus que tomé no fue tan malo, no había recolector ni música y los asientos estaban cómodos y vacios.
Es increíble ver como solo un factor dentro del algoritmo “ir a la universidad” puede cagarte toda una mañana, si son de Venezuela entonces saben muy bien de lo que hablo, si son de un país desarrollado o al menos semi-desarrollado entonces sepan que en Venezuela debes evitar el transporte público a toda costa, y más si eres turista o nuevo en el país. Pero mejor sigue estos pasos sencillitos para no caer en desgracia:
- Pide siempre tu vuelto, y diles cuanto es, seguramente no saben contar.
- Eso de “darle tu puesto a otro” no se hace a menos que sea alguien que lo necesite en serio.
- No hables con nadie.
- No saludes al recolector ni al conductor, no se lo merecen.
- Si es posible, paga exacto.
- Si el colector se pone obtuso, dile que se calle la boca.
- Si te consigues gente incómoda, también cállales la boca.
- No le tengas paciencia nadie.
- Ten cuidado con lo que dices, te pueden dar un tiro.
- No confíes en lo que te diga un recolector.
- Hay más pero con eso basta, lo demás es mejor que lo averigües solo.
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